viernes, 13 de junio de 2014

VI COOL by Sergi Arola-Madrid

Hace unos días tuve la ocasión de pasar una jornada intensa por tierras madrileñas. Esta vez la compañía a la hora de comer superó con creces el menú que degustamos. Vaya por delante que esta afirmación no se debe a que la comida no fuera buena si no que la compañía en la mesa fue inmejorable (¡Muchas gracias, Alejandra!). El lugar escogido fue el VI COOL by Sergi Arola. Tras el éxito del primer Vi Cool que abrió el cocinero barcelonés en 2007 en Roses llegó la apertura del nuevo local en la calle Lagasca de Madrid en el año 2011. El mérito de sendos locales no es otro que el que ha convertido a Sergi Arola en un Pionero dentro de este concepto de restaurantes...
¿O deberíamos hablar de gastrobarra? Cada vez más se está asociando el concepto de gastrobarra a la cocina de mercado en donde puedes disfrutar de productos de temporada, sencillos y bien preparados en una barra informal dentro del propio entorno del mercado, tal como os explicaba hace unas semanas en relación a mi visita al Pinotxo bar de la Boquería. Pero el concepto original es el de cocina sencilla, de calidad, bien elaborada, en formato ración y a precio contenido, esto es Vi Cool y este es el mérito de Sergi Arola. Optamos por tomar el menú de tapas. En mi opinión todo un acierto, sobretodo cuando es la primera vez que visitas un local de estas características. El menú de tapas estaba formado por siete platos más un postre. He de decir que ninguno de los que estábamos sentados en la mesa éramos fans de los vinos ecológicos, que conforman en su totalidad la carta del local. Nada grave teniendo en cuenta que todos los platos encajaron perfectamente con unas buenas cañas de cerveza bien  fría que nunca faltaron en la mesa, desde el primer plato al último, por lo que aprovecho para comentar que el servicio fue rápido y diligente en todo momento. La primera de las tapas del menú fue un carpaccio de Portobello en aceite de trufa blanca, piñones y parmesano. Una textura diez de la berenjena y un aroma de trufa nada fuerte que en ningún momento apagó el sabor de ninguno de los ingredientes del plato.

Otra de las tapas que sacaron junto con el carpaccio fueron unas croquetas caseras. Para mi el plato más "normal", elaboradas de manera no muy novedosa y con un emplatado mejorable. Eso sí, el sabor exquisito por lo que, teniendo en cuenta que el concepto es el de una tapa el conjunto fue más que correcto. El sabor de las croquetas contrastó de manera notable con otra de las tapas: Berenjena ahumada con carbón, piñones y balsámico. En esta ocasión el ahumado sí que llenaba toda la boca de sabor. Soy bastante fan de los ahumados pero entiendo que en el caso de este plato puede resultar demasiado potente. A mi particularmente me encantó el sabor a carbón del plato sobretodo en combinación con el pan de coca casero con tomate triturado de colgar.

A  partir de aquí la sucesión de platos fue contínua y todos me parecieron exquisitos. Desde la ensalada de tomate y atún ahumado hasta las alitas de pollo al mojo picón. Desde luego, el orden de los platos fue perfecto y la combinación de platos ahumados con platos más suaves y frescos como la ensalada o el pan de coca casero está a altura de las expectativas que te genera un local que va asociado al nombre de Sergi Arola. Puestos a hacer una sugerencia, hubiese tomado en primer lugar la berenjena ahumada con carbón acompañada del pan de coca casero.

Un momento especialmente destacable fue cuando llegaron las famosas Patatas bravas de Arola. Crujientes por fuera, cremosas por dentro y un alioli con sabor potente pero no excesivo. Una explosión contundente de sabor que no dejó a nadie indiferente y con una presentación muy buena. He de decir que en relación a esta famosa tapa, todavía figura en mi número uno las famosas bravas del Bar Tomás de Barcelona que a mucha honra llevan el "título" de las mejores bravas del mundo según el Wall Street Journal. Pese a todo, la expectativa que me había generado el probar las famosas patatas bravas de Sergi Arola quedó satisfecha con creces. Los langostinos rebozados al curry y menta fresca fueron un cambio de aire importante en el menú. Un rebozado crujiente y nada aceitoso. Eso sí, es una tapa que hay que comerse antes de que se enfríe pues el rebozado cambia bastante y pierde la textura que los hace tan especiales. 



Cuando en ocasiones comento que muchas veces, lo más sencillo resulta lo más bueno no es una afirmación gratuita. Las sardinas marinadas con aceite de tomate seco y orégano son un claro ejemplo de como la comida sencilla pero de calidad puede satisfacer y sorprender a los paladares más exigentes. Lo de paladar exigente lo digo por el resto de compañeros de la mesa. Algunos no era la primera vez que visitaban el local y ya me anunciaron que esta tapa me sorprendería positivamente. Nada más lejos de la realidad. Presentación original y materia prima de calidad.

Todavía estábamos comentando la suavidad y la textura de las sardinas cuando llegó otra tapa más.  El nuevo plato siguió la linea de la sencillez del resto de tapas y no con  menos originalidad: Albóndigas con chimichurri y fondue de queso de cabra. Me acuerdo perfectamente que lo primero que comenté es que esas albóndigas se podían comer perfectamente sin la fondue, haciendo referencia a lo jugosas que estaban y al sabor intenso de su carne. Sin duda, la salsa de queso de cabra aportaba un toque especial que hacía de esta tapa, un plato redondo. El emplatado y la presentación fueron bastante originales aunque el lecho de lechuga sobre el que reposaban las albóndigas era un poco caótico. Vamos, por poner un pero porque ya he comentado que el conjunto de esta tapa fue redondo.

Dentro del último grupo de tres tapas que nos sirvieron, la última que probé fueron las alitas de pollo al mojo picón. He de decir que no disfruté esta tapa como debería porque el protocolo me pudo. Pese a que es un tema de discusión abierto, hasta que no se cierre, las alitas de pollo y los muslos deben comerse con tenedor y cuchillo. Me sentí tentado en diversos momentos de meterles la zarpa pero me frenó un poco el no conocer mucho a los compañeros de la mesa que pese a todo, después de una jornada entera con ellos, parecía que nos conocíamos de toda la vida. Muchas gracias por vuestra compañía: Suso, Hans, Miguel y su mujer, Javier y sobretodo, Alejandra. Volviendo a las alitas, que os voy a decir a estas alturas de post que no os haya dicho ya antes...  originalidad pese a ser unas alitas. A primera vista esperas encontrar un rebozado fino y crujiente y lo que te encuentras es una carne jugosa con intenso sabor a mojo y sin prácticamente nada de rebozado. Desde luego, la materia prima ayuda a que este plato sea un plato redondo.

No tengo fotos del postre: Fondue de chocolate negro con frutas de temporada. Un plato que no guarda ningún misterio. El chocolate estaba en su punto y la fruta madura.

La conclusión final es que es un sitio diez en relación calidad-precio y servicio. Salí del lugar con ganas de volver y de enseñárselo a más personas. Un menú de tapas que deja saciado y completo, en un local agradable moderno y vanguardista con materia prima de calidad por 20€ más bebida... ¡No se puede pedir más! Si os dejáis caer por Madrid o vivís allí no dejéis de visitarlo porque podría convertirse en un imprescindible.





VI COOL by Sergi Arola
C/ Lagasca nº 32
Telef: 91 435 57 01
abierto todos los días
Menú tapas sin bebdida: 20€

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