Segunda entrega de las vacaciones familiares en Menorca. Esta vez os traigo la fabulosa caldereta de langosta que comimos en uno de los sitios más recomendables de Menorca para degustar este mítico plato: El Café Balear. Como es bien sabido, en el Café Balear no se puede reservar mesa en la terraza, no así en las salas del interior. Quiero destacar aquí el buen servicio y atención que recibimos desde el mismo momento en que nos acercamos a reservar la mesa. En primer lugar por recomendarnos la hora a la que teníamos que ir para tener mesa en la terraza y en segundo lugar por sugerir tomar la caldereta con algo de arroz en lugar de pan lo cual me pareció una opción muy acertada. La caldereta de langosta es más difícil de espesar que la de bogavante al tener la carne más dura y compacta y no deshacerse con tanta facilidad.
La caldereta de langosta antes de ser un plato reservado a los paladares más exquisitos y exigentes fue el premio que podían permitirse los propios pescadores que proveían a sus vecinos de tan suculento manjar. De sencilla elaboración y sencillos condimentos su único secreto es el ingrediente principal acompañado de productos locales de la tierra como el tomate de ferro. Hoy en día, después de una jornada por Ciutadella es un auténtico lujo poder hacer una parada en la terraza del Café Balear a degustar con tranquilidad su fantástica caldereta.Pero estos momentos no serían Epicure si no fuera por la compañía. Un día fantástico por Ciutadella un Pulpo a Feira de entrante y unos buenos mejillones al vapor bien acompañados por un Agustí Torello rosado fueron el inicio de una gran velada gastronómica.
La caldereta fue fantástica, un diez. La idea de echarle algo de arroz me gustó más que el pan, que es como la he tomado en otras ocasiones. Un kilo y medio (tres raciones) para cuatro personas fue más que suficiente, una vez más un acierto del camarero que nos atendió por la mañana cuando fuimos a hacer la reserva. Como no podía ser de otra manera, un Hoyo de Monterrey Petit robusto con un Gin Tonic de Citadelle y Fever Tree con un buen café expreso pusieron fin a una jornada que esperamos poder repetir el próximo verano.